Por Ramón Elizondo (CEUGEA)
La revolución industrial trajo un cambio en los aspectos social, económico y político de la humanidad debido a la producción a gran escala mediante el uso de maquinaria.
El trabajo rendía mucho más que antes, debido a que las tareas se hicieron mucho más sencillas y se redujo el costo de la producción, con lo que las personas y países que tenían pequeñas o grandes industrias aumentaron su valor y, con ello, su riqueza.
Desafortunadamente, en lo social no todo iba tan bien, pues los campesinos que cultivaban la tierra terminaron por irse a las ciudades a trabajar en las fábricas, abandonando el campo y haciendo crecer rápidamente las ciudades.
El enorme desarrollo de la economía trajo un incremento en el lujo y la riqueza de los dueños de las industrias, que eran muy pocos y, por otro lado, aumentó la pobreza de los obreros y trabajadores, que eran dueños sólo de su fuerza de trabajo, esta característica en el modelo de producción aún se manifiesta en la economía actual al igual que la degradación de los recursos por su voraz explotación.