Estoy obsesionada con los temas fuera de lo establecido, me gusta cuando la literatura y sus creadoras te llevan por sitios desconocidos, comienzan por hablar de desdoblamientos, de ceguera y luego de un tema a otro te sientes como habitada, inmersa… todo esto lo digo por el libro que reseñamos esta semana en Historias Sin Spoilers, se trata de El Huésped de Guadalupe Nettel.
Guadalupe Nettel nació en la ciudad de México en 1973 gran parte de su trayectoria ha destacado en Francia, país donde realizó estudios de doctorado y diversas colaboraciones en distintas revistas y suplementos literarios francófonos e hispanoparlantes. El Huésped es su primera novela publicada en 2006 en español y francés de manera simultánea, por la editorial Anagrama. Fue además tercer lugar del Premio Herralde de Novela en 2005.
En adelante han venido otros libros de Cuentos como Pétalos y Otras Historias Incómodas y el Matrimonio de los Peces Rojos, también otras novelas como el Cuerpo en que Nací y Después del Invierno que obtuvo el premio Herralde de Novela en 2014, esto por mencionar algunos galardones porque Guadalupe ha recibido algunos más en su carrera. Actualmente radica en México y colabora con la UNAM como Académica y coordinadora de publicaciones sobre literatura.
El Huésped comienza con un relato a nivel de monologo sobre desdoblamientos y se nos presenta a La Cosa elemento-personaje fundamental para seguir la trama. Después comenzamos a notar que Ana nos habla y acompaña con saltos en el tiempo y se enfoca en describir a detalle su contexto familiar y sus días, habitada por esta presencia que se apodera de ella y la provoca para hacer y decir lo contrario a sus deseos. También conocemos a su familia, en particular a Diego su hermano que nos es mostrado cómo un ser extraordinario que, producto de la fatalidad y poder de La Cosa, muere a los 9 años.
Ana es entonces una persona atormentada que crece sólo con su madre, puesto que el papá al no soportar el duelo de perder al hijo las abandona. La Cosa permanece callada durante una temporada considerable, pero en cierto punto del relato se nos informa que la presencia de esta malvada fuerza reaparecerá sin avisar y que entonces transmutará a la ceguera, de alguna forma Ana sabe que su destino inexorable es la ceguera.
Así que decide comenzar a observar a las y los ciegos que encuentra, se siente atraída por saber de ellos aunque no se sienta del todo identificada, llega a una escuela-internado que prepara ciegos autómatas para aparentemente enseñarles a valerse por sí mismos, es contratada como lectora y forma parte del cuerpo docente de este sitio.
Hasta ese momento comenzamos a vislumbrar el punto de quiebre de una historia con varias transgresiones que parece mutar igual que La Cosa, llega la hora de conocer a Cacho, un hombre que no tiene una pierna y a Madero, otro ciego que parecen ser líderes de un grupo de invidentes que piden limosna y forman comunidad, buscan huir del sistema. El Metro, sistema de transporte de la Ciudad de México será también un personaje fundamental dónde confluyen las historias así como la presencia de Marisol, compañera de Cacho. Como de costumbre haré una pausa hasta aquí, porque ya serían demasiados spoilers.
Para mi leer El Huésped es como hilar y pasar de un tema a otro como un pedazo de seda que se desliza en la piel: fluyes, recorres y sientes. De pronto no sé cómo Nettel nos hace cuestionarnos nuestro papel en esta sociedad que cría ciegos co-dependientes y controlados. Hay una palabra para eso que ella misma menciona, la ciudad se desdobla y también se desgasta, son pocos los pedazos que nos quedan entre la miseria y el hartazgo.
Habitar el mundo propio que suena fantasioso pero tan real a través de Ana, a quien vemos crecer y convertirse en una mujer, que en su desarrollo dice adiós al mundo de la vista y se adentra en el universo de los ciegos, nos dan este retrato de luces y sombras, de contacto con la oscuridad pero sobre todo de la necesidad de cuestionarse este transitar por el mundo, la vida en una gran urbe como la Ciudad de México.
Y en el fondo de todo esto, el tono de denuncia ante el sistema político mexicano con un guiño a los periodos electorales que parece un poco forzado en la historia y que no termina de encajar con todo lo anterior, pero que sirve como puente frente al desenlace de una de las personajas. Mezclan, narran y nos muestran el peculiar punto de vista de Guadalupe Nettel, que nos guía hacia los aspectos que nos negamos a ver del mundo y de nosotros mismos, todo aquello que nos ayuda a sobrellevar la existencia con nuestra Cosa y el grado de ceguera incluida. Cerramos con un fragmento:
“Uno comienza a morir desde que nace, decía mi abuela, quién tardó más de cien años en morirse. Diego, en cambio, comenzó a hacerlo esa mañana. La Cosa lo fulminó en cuestión de segundos y a través de mi propia mirada, colocándolo detrás de una frontera cuya existencia descubrimos ese día. A partir de entonces, mi hermano deambuló por la casa como un espectro, una aparición.