Por Ramon Elizondo
Una dieta poco saludable constituye el principal factor de riesgo de muerte por medio de las enfermedades no transmisibles (ENT), incluidas las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y ciertos tipos de cáncer.
Los hábitos alimenticios poco saludables relacionados con una quinta parte de las muertes en todo el mundo tienen un gran impacto en los presupuestos sanitarios, con un gasto de hasta 2 billones de dólares al año.
La obesidad y otras formas de malnutrición afectan a casi una de cada tres personas. Las proyecciones indican que esta proporción en el año 2025 se convertirá en uno de cada dos. La buena noticia es que existen soluciones accesibles para reducir las formas de malnutrición, pero requieren un mayor compromiso y la toma de más medidas a escala mundial.
Una dieta saludable es la que proporciona las necesidades nutricionales de los individuos ofreciendo alimentos suficientes, inocuos, nutritivos y diversos para llevar una vida activa y reducir el riesgo de contraer enfermedades. Incluye, entre otros, frutas, verduras, legumbres, nueces, semillas y granos integrales y alimentos con un bajo contenido de grasas, azúcar y sal.