Por Ramón Elizondo (CEUGEA)
El pasado 17 de junio se celebró el día mundial de lucha contra la desertificación y la sequía y para entender el tema y su importancia debemos diferenciar algunos conceptos ya que muchas veces se refiere a la sequía, la aridez y la desertificación como sinónimos sin embargo, la sequía es un estado temporal de bajas precipitaciones. La aridez se refiere a un rasgo permanente del clima, mientras que la desertificación se define como la degradación de tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas.
La Desertificación es el resultado de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas como el cultivo y el pastoreo excesivo, la deforestación y la falta de riego y no es un problema aislado, sino que está plenamente relacionado con los cambios climáticos, la conservación de la biodiversidad y la necesidad del manejo sustentable de los recursos naturales.
Los vínculos entre estos aspectos y los factores socioeconómicos son cruciales, pues la problemática de la desertificación es un síntoma de ruptura del equilibrio entre el sistema de recursos naturales y el sistema socio-económico que los explota.