Por Ramón Elizondo (CEUGEA)
Las culturas mesoamericanas tenían una relación especial con las aves, las cuales representaban significados especiales, conceptos y valores religiosos, además de formar parte esencial en sus rituales, donde eran consideradas como la representación de algunos seres mitológicos y deidades, por ejemplo los Búhos y las lechuzas representaban oscuridad y muerte mientras que los quetzales, guacamayas y pericos: eran relacionados con el sol.
Las aves también tenían un fin doméstico y de gran importancia en la alimentación. En el México prehispánico, el guajolote fue catalogado como el gran alimentador, ya que constituía la fuente primaria de la dieta alimenticia de las culturas y los pueblos indígenas, también se consumían el faisán, las palomas y algunas variedades de codornices.
El plumaje de algunas aves exóticas servía para distinguir rangos y jerarquías ya que como ornamenta se utilizaban piedras preciosas y plumas de aves como el faisán y el quetzal. Era tanto el valor de las plumas que Incluso algunas eran tomadas como monedas y su uso se prolongó mucho tiempo después de la conquista, incluso su utilización llegó hasta el siglo XIX.