Los cuentos de hadas son una fórmula que recordamos, están en nuestro imaginario esas historias dónde a través de la magia los destinos fatídicos de las protagonistas se resuelven y encuentran el verdadero amor de un príncipe que las rescata, la mayoría de las veces este amor verdadero es un desconocido que se presenta por sorpresa. Tenemos identificado el esquema de cuento que recurre a la fantasía y que se dirige a la niñez, pero en la adolescencia ¿Se pueden seguir leyendo cuentos de hadas? El Cuenta-Cuentos lo intenta pero le será difícil conseguirlo a través de Antonia Michaelis.
Antonia Michaelis nació en Kiel, Alemania. Estudió medicina y comenzó a escribir cuentos para niños y jóvenes hasta que decidió dedicarse de lleno a la literatura. Ha recibido diferentes premios y reconocimientos por su obra, y varios de sus libros para jóvenes han aparecido en las listas de los libros más populares de su país. Se considera una escritora de cuentos de hadas contemporáneos, y así lo confirman sus numerosos libros publicados en alemán y traducidos a otros idiomas. Actualmente vive cerca de la isla de Usedom, en Alemania.
El Cuenta-Cuentos es una novela que recurre a elementos atractivos dirigidos a chicos y chicas que están en la adolescencia, cambios para sentirse identificados.
El foco se centra en lo que al principio parece una historia de amor entre Ana Leeman y Abel Tannatek, como veíamos al principio los cuentos de hadas nos dan finales felices y este no será el caso, es complejo no meterse con los spoilers pero vale la pena intentarlo.
Esta es una historia melancólica de principio a fin, Ana aunque con una vida bastante cómoda y feliz en apariencia nos transmite que algo le falta, vive apesadumbrada y parece que conocer a Abel y la hermana de éste, Micha de seis años le da sentido y color, a todo lo gris de alrededor.
Los primeros acontecimientos suceden en la escuela, Ana percibe a este ser retraído que se dedica a actividades ilícitas en la preparatoria, se aborda el tema de las drogas de manera clara, y a los negocios turbios de Abel se agrega el misterio sobre su vida, a dónde va y que hace son preguntas que Ana comienza a hacerse mientras descubre que le atrae así que comienza a seguirlo y entra a su complejo mundo dónde se da cuenta que Micha su hermanita tiene un lugar muy importante y que ambos viven solos en el abandono y con los 17 años de Abel no es mayor de edad aun así que están en problemas y decide ayudarlos.
Comienza a pasar tiempo con ellos y a indagar en su vida se hace indispensable hasta alejarse de su gran amiga Gita y Hannes el novio de ésta con los que solía pasar todo su tiempo, también hace a un lado a su pretendiente Bertil que comienza a sospechar de la actitud cambiada de Ana.
Al principio todo va más o menos bien, el romance se cuece a fuego lento y descubre que Abel tiene un talento para construir historias de una princesa que posee una isla donde la cuida un perro protector, estos cuentos se construyen de manera paralela al día a día de los personajes, el cuentacuentos es Abel el hermano que quiere darle a Micha una vida mejor que la suya.
Las 365 cuartillas de esta historia nos dan tiempo para conocer a fondo a otros personajes, una mamá ausente, unos padres presentes y maravillosos que no se meten en la vida de su hija, un maestro que ayuda a sus estudiantes, un trabajador social que busca intervenir, una vecina entrometida, amigos del bachillerato; pero nada será tan importante como el mundo que gira en torno a Abel y Ana, se aislarán y aquí comienzo a cerrar este relato que no quiere revelar más información, sólo mencionaré que la violencia está presente, la violencia sexual para ser precisos, el maltrato y el desenlace trágico que nos dejará un sabor amargo en la boca pero que se diluirá en el momento en que recordemos que la advertencia estaba hecha: este cuentos de hadas era en realidad uno funesto.